Entre todas las imágenes virales y polémicas que ha dejado la posesión de Donald Trump, que siguen inundando internet, tal vez no hay una que haya causado más conmoción que el gesto de Elon Musk rememorando, ineludiblemente, el saludo n4zi (en este caso, doble).
El debate en la opinión pública sobre si lo era o no ha trascendido a algo más complejo: la indiscutible y preocupante influencia y acumulación de poder de este tipo de personajes.
En los últimos años, Elon Musk se ha convertido en noticia habitual, no solo por ser la persona más rica del planeta, posición que mantiene al iniciar 2025, sino por sus acciones que, cada día, encienden más el temor mundial sobre el daño que podría causar su poder. Medios como The Washington Post lo han advertido desde 2021, antes de su boom mediático.
Aquellos análisis iniciales sobre el carácter de Musk se enfocaban, principalmente, en su rol como empresario, dueño de compañías como Tesla y SpaceX que podrían incidir significativamente en las sociedades: “un enorme poder tecnológico conlleva una enorme responsabilidad política” sentenciaba The Economist en 2022. Y, desafortunadamente, tras convertirse en magnate de las redes sociales al adquirir Twitter, ahora X, e involucrarse directamente en las campañas presidenciales de Estados Unidos, esa premisa se ha vuelto inminente.
Hoy desglosamos tres puntos sobre su comportamiento que, en el nivel más leve, representan una conmoción en un mundo cada vez más convulsionado.
- El “todo vale” bajo la idea de la libertad de expresión. Cada vez son más constantes las acciones en las que Musk sobrepasa los límites del irrespeto sobre la integridad de instituciones o colectivos. Uno de los más recientes fue su desacato a la Corte Suprema de Brasil que le impuso sanciones por la falta de control en su red social X a cuentas que divulgaban todo tipo de desinformación. Aunque la soberanía brasileña ganó esa disputa, antes de obedecer Musk lanzó diversos ataques a la institución y al juez que ordenó las sentencias.
- La desinformación como base. Aunque Twitter ha sido una red social donde el filtro de información es escaso, desde que se convirtió en X, a manos de Musk, la flexibilidad en el chequeo de información se estableció como una política. Así, ha permitido que la desinformación como estrategia sea un común denominador que, en la práctica, ha sido usada para el posicionamiento de todo tipo de campañas que se basan o promueven prejuicios y señalamientos.
- El negacionismo. Aquello de “confunde y reinarás” podría encajar perfectamente en el tipo de intervenciones que caracterizan a Musk. Una de las más comunes es su forma sutil de ejercer el negacionismo de acontecimientos puntuales como la crisis climática o sus recientes “chistes” sobre el holocausto, a propósito de su “confuso” gesto en la posesión de Trump. No hacerse cargo de sus acciones, a pesar de sus intencionadas ofensas, es una de sus formas de evasión más comunes.
¿Te parece sana la acumulación de tanto poder en una sola persona? Debatamos.
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