Como cada cuatro años, París 2024, la edición XXXIII de los Juegos Olímpicos, tiene al mundo a la expectativa con 329 eventos de 28 disciplinas diferentes en los que cada día hemos visto hazañas conmovedoras que nos dejan valiosas lecciones.

La emoción no es menor: los olímpicos son más que deporte. Son un evento que simboliza la hermandad, la congregación y la paz entre los pueblos, a través de cientos de ejemplos de nobleza, inclusión y liderazgo.

En el IDMAH queremos compartir algunas de esas lecciones que podemos tener en cuenta a diario en nuestras vidas partir de las lecciones que, hasta ahora, nos ha dejado París 2024 y que pueden darnos una valiosa visión sobre el liderazgos más allá del género y el trabajo en equipo para aplicar en nuestra cotidianidad, nuestros proyectos y empresas.

• La equidad es clave.
  128 años después de los primeros Olímpicos de la era moderna, por primera vez se celebra una edición donde hay paridad de género: 5250 hombres y 5250 mujeres compitiendo. No es  un logro, sino todo lo contrario: se trata de una victoria histórica. Cada vez que se consiguen espacios de igualdad en certámenes y eventos de esta talla se visibiliza la importancia de la creación de un mundo igualitario e incluyente, punto clave para la desarticulación del machismo y las brechas de género. Resulta más impresionante si tenemos en cuenta que esta conversación hace parte de la agenda pública desde hace menos de un siglo. Es decir que, a pesar de que muchos no lo veían importante, la insistencia en el tema dio sus resultados: lentos pero seguros.
• La salud mental es oro.
  Con el paso de cada olimpiada se refuerza la importancia y el papel clave que juega la salud mental en los deportistas. No en vano, el tema se ha convertido en un eje transversal en París 2024  y ya tiene cara propia: Beacon, un golden retriever que sirve como animal de apoyo emocional al equipo de gimnasia de Estados Unidos. Su incursión ha sido un éxito rotundo: no solo se ha convertido en una estrella por su cuenta, su trabajo también se ve reflejado en los resultados del equipo al que acompaña, donde Simone Biles vuelve a brillar por su llamamiento al cuidado de la salud mental.
• Pelear como “nena”.
  La alegría que ha producido en México el logro histórico de Prisca Guadalupe Awiti Alcaraz, al conseguir la primera medalla en la historia del Judo en el país, también ha dejado valiosas lecciones sobre la importancia de la inclusión y la no discriminación: una mujer, hija de migrantes en Londres (madre mexicana y padre keniata) fue la encargada de hacer historia en Paris 2024. La forma en que resolvió las vicisitudes en su trayectoria son inspiradoras sobre la disciplina y la adaptación para conseguir nuestros objetivos.
• Sincronía de alto rendimiento.
  Es obvio: ver las competencias grupales en las olimpiadas nos da ejemplo e inspiración de cómo la coordinación, la comunicación, la hermandad lleva a grandes victorias. Osmar Olvera y Juan Celaya son el ejemplo perfecto de ese trabajo en equipo y no en vano lograron la plata en clavados sincronizados. Su ejecución y su trayectoria también nos deja muchos más aprendizajes sobre el trabajo en equipo: ver en el otro a un igual con el que podemos encajar perfectamente, reconociendo sus cualidades y entendiendo sus diferencias.

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