Empezó como algo leve, pero cada vez está más presente: las tendencias más extremas de ideologías conservadoras o de derecha se propagan con más intensidad en países como Estados Unidos y su influencia en el mundo es previsible.

Aunque estas ideas nunca han dejado de existir, los estudios académicos y políticos coinciden en que su su aumento en la última década, que ha sido paulatino pero constante, tuvieron un impulso en 2016. Es decir, con la llegada al poder de Donald Trump por primera vez.

Aunque antes de ese evento ya había una tendencia conservadora en otras regiones, como en algunos gobiernos de América Latina entre 2000 y 2010 por ejemplo, también existía un balance en el panorama mundial donde el progresismo preponderaba. La diferencia con esta nueva ola del conservadurismo, que se viene presentando durante los últimos diez años, es su carácter radical, basado en una agenda antiderechos y desinformadora. Tal como lo ha hecho Trump en tres ocasiones. Y es ahí donde tod@s debemos prestar más atención.

Es decir, el conservadurismo que hoy se propaga con más fuerza, y que ya tiene gobiernos posicionados como en Estados Unidos, Argentina o El Salvador, y que en los último años solo era ruido en redes sociales, se ha caracterizado principalmente por cimentar su ascenso creando campañas de descrédito, señalamiento o desinformación sobre derechos adquiridos durante las últimas décadas que fomentan la igualdad, la equidad y la inclusión.

Ahí es donde subyacen algunos de sus mayores riesgos para la sociedad, ya que se trata más de una estrategia para llegar al poder a como dé lugar, que una verdadera propuesta rigurosa que dé solución a los problemas sociales.

Hoy queremos compartir algunos puntos característicos de las nuevas tendencias de conservadurismo sobre las que podemos reflexionar para no dejarnos llevar por falsas premisas que pueden llevarnos a un retroceso, donde la igualdad y los derechos de tod@s pueden verse cada vez más en peligro.

1. Las minorías como objetivo. Es un viejo truco: señalar a un sector social como responsable de los problemas sociales, a modo de chivo expiatorio. Sí: es inevitable recordar que esa fue la estrategia del n4zismo contra los judíos para llegar al poder y que derivó en el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial. Hoy, los señalados son los sectores LGBTIQ+, los migrantes, la población negra, el feminismo, entre otros, cuya incidencia en los problemas sociales no está sustentada, sino todo lo contrario: han sido sus movimientos sociales los que han reivindicado derechos para tod@s.
2. La demagogia como información. La repetición de mentiras, la generación de premisas erradas o, simplemente, dar como verdaderas algunas percepciones sin sustento riguroso o información corroborada, son rasgos cada vez más constantes que establecen la desinformación y la confusión entre las sociedades. Así, sin importar sus consecuencias, hoy se propagan desde el Estado que derivan en la vulneración de los ciudadanos.
3. La confrontación como método. Un siglo de constantes guerras como el siglo XX nos ha dejado como lección que el diálogo es una de las mejores herramientas para dirimir conflictos y diferencias. Pero en la exacerbación de la intolerancia, los discursos de odio aumentan y presentan como única solución posible la eliminación del otro. Algo que repetidas ocasiones, ha llevado al colapso de la estabilidad mundial.

¿Cómo podemos contrarrestar los discursos de odio? Comparte con tus amigos.

#IDMAH #demachosaHOMBRES #Liderazgo #SaludMental #Wellness #Masculinidad #Masculinidades #MasculinidadesPositivas #MasculinidadesSanas #Machismo #MentePatriarcal #PaternidadesActivas #PaternidadesDiversas #LiderazgoInclusivo #LiderazgoHegemónico #LiderazgoMásAlláDelGénero #HackeaTuMacho #EntrenamientoDeLíderes #EntrenamientoIA #EntrenamientoInteligenciaArtificial #EntrenamientoInteligenciaHumana #Polarización #Conciliación #Conservadurismo #Reflexion