Para Timothy Snyder, prestigioso historiador y profesor de Yale University:
“Si los americanos no se dan cuenta en tres meses de la amenaza a nuestra democracia, estaremos perdidos”.
El historiador reflexiona estos días en Barcelona sobre cómo la ultraderecha se ha apropiado de la defensa del término “libertad”, en Hacia el tecnofascismo: las raíces reaccionarias de Silicon Valley. Snyder ha dedicado parte de su intervención a lo que él considera una amenaza para la democracia estadounidense, un 2025 donde se imponen Donald Trump y Elon Musk pero sobre todo, el triunfo de los algoritmos y de las élites que los gobiernan, las cuales, además, este año se metieron de lleno en política.
Como ejemplo, las imágenes contundentes que dejó la posesión de Donald Trump como presidente de EEUU por segunda vez, donde algunos magnates tecnológicos tuvieron un lugar privilegiado, prácticamente al frente de la ceremonia. La disposición en el Capitolio Nacional en Washington D.C. dio a entender a los medios que varios CEO’s de esa industria, serán determinantes en el nuevo mandato de Trump por el apoyo que le han dado: Zuckerberg, dueño de Meta, donó 1M USD para el fondo inaugural de Trump, y fue el primero en reunirse con el mandatario; Bezos, dueño de Amazon y del Washington Post, ordenó cancelar todo tipo de publicaciones en el periódico que apoyaran a Kamala Harris la campaña; Musk gastó cerca de 277 millones de dólares en la campaña de Trump durante el 2024.
En consecuencia, los análisis políticos coinciden en apuntar que esas contribuciones son la vía de acceso con la que estos magnates aseguran su lugar en la segunda era Trump.
Musk, por ejemplo, fue nombrado en noviembre como cabeza del Departamento de Eficiencia Gubernamental que creará Trump. En otras palabras, la oligarquía tecnológica también tomó posesión. Y las consecuencias de esa alianza ya preocupan a varios sectores en el mundo.
Esta machoesfera replicada en niveles y alianzas de poder tan altos es una tendencia que nos conviene mirar con atención, ya que el caos que puede desencadenar también puede afectarnos en diferentes ámbitos personales y sociales.
Por eso queremos compartir algunos de los puntos más álgidos que destacan diarios como The Economic Times y centros como el Center for European Policy Analysis sobre esta inevitable influencia que será parte de nuestro panorama en los siguientes años:
- Desinformación sin control. Desde 2022 Trump amenazó a las empresas de redes sociales con sancionarlas en caso de llegar al poder. Su argumento: considerar que las restricciones sobre información falsa que regulan los contenidos que allí se publican son una forma de censura hacia los discursos conservadores. Sin duda, el acercamiento de Meta a Trump, por ejemplo, quiere evitar esas sanciones. Y ya tiene sus consecuencias: Zcuckerberg ha anunciado que eliminará el chequeo de información en Facebook e Instagram. Es decir, la desinformación cada vez tendrá menos control.
- IA sin regulación. Otra de las grandes preocupaciones de algunas de estas compañías son los proyectos de ley en curso en el Congreso de Estados Unidos para regular la influencia y los alcances de la inteligencia artificial, que cada vez se sofistica más y cuya incidencia depende de las intenciones de quienes las operan. Una posible influencia de Trump para detener esos proyectos derivaría en una incursión de la IA sin restricción alguna, cuyas consecuencias aún no se dimensionan.
- Confrontación internacional. El constante discurso de confrontación del presidente Trump hacia sectores que no riman con sus ideas podría intensificarse apoyado por herramientas tecnológicas y escalar a la política internacional. No solo China podría ser el “enemigo” principal, como constantemente lo ha señalado. Las diferencias con la Unión Europea, por ejemplo, sobre la regulación de la industria tecnológica y sus alcances podría ser motivo para iniciar otros conflictos.
- Poder desmedido. De acuerdo a los cálculos, cualquiera que sean los aportes de los magnates tecnológicos al gobierno de Trump son sumamente inferiores al dinero que tendían que dar si se aprueban nuevas regulaciones para ese sector, como impuestos o sanciones. Bloquear esas proyecciones con la ayuda de Trump también daría rienda suelta a un acaparamiento de poder que, se estima, es inédito en la historia reciente de la humanidad.
¿Qué reflexiones te suscitan estas alianzas de hombres superpoderosos? ¿Estamos ya en una tecnocracia?
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