Imagina que un día tu jefe llegara borracho o con resaca al trabajo. Digamos que puede ser algo fortuito. Pero, ¿y si ese evento se vuelve frecuente?. O, por ejemplo, que cada vez que necesitaras una orientación de alguno de tus líderes o aliados, estos entraran en cólera o desesperación porque les abruma este tipo de consultas… No suena alentador, ¿verdad?

Tal vez, en un acto de empatía, podemos pensar que el estrés, la angustia y la sobrecarga de trabajo, que son tan comunes hoy en día, conducen a que reaccionemos de maneras inadecuadas y algunas veces es normal: somos humanos. Pero reincidir en ese tipo de errores es el verdadero problema.

Lo más conveniente para un líder que ya ha pasado por situaciones similares es buscar formas y procesos que le ayuden a sobrellevar esos momentos difíciles, no solo por su propio bienestar, también para responder adecuadamente a los demás y procurarles su bienestar y darles el apoyo que buscan en él.

Una solución integral a esas dificultades radica en el autocuidado como herramienta de conocimiento, como principio de vida o como base de nuestro relacionamiento con otros. No hay que confundirlo con egoísmo. Todo lo contario: el autocuidado consiste en saber que prioridad estar física y mentalmente óptimos para atender cualquier necesidad que se nos presente, ya sea a nosotros o a nuestros aliados. 

Pero entonces, ¿cómo se puede fortalecer este aspecto?

Tener una rutina basada en prácticas de ejercicios físicos y mentales que estimulen nuestra tranquilidad, que nos permitan descargar tensiones acumuladas, que nos liberen de preocupaciones o nos den la fortaleza para saber atenderlas, son herramientas clave para conseguirlo.

Otras prácticas útiles son la búsqueda de apoyo mental o moral con personas que pueden estar pasando por lo mismo, o ya han pasado, para encontrar soluciones íntegras o aprendizajes prácticos. Hacer evaluaciones de autoconocimiento constante también ayuda a depurarnos como una forma de regulación de nuestros pensamientos e ideas. Por último, instruirnos en las nuevas herramientas de liderazgo que innovan en la formación de liderazgos positivos nos dan contexto del cuidado como perspectiva de vida.

Un líder en problemas, que no sabe cómo gestionar sus propias quejas, seguramente podrá encontrar una salida pronta a algún desafío de su equipo. Pero el costo de esas acciones sin premeditación, seguramente, tendrán repercusiones torpes en siguientes ocasiones. De ahí que prevenir a partir del autocuidado sea una base sólida para apoyar los desafíos individuales y grupales, sin que eso implique quedar con secuelas irreparables.

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