Desde hace más de un siglo, gracias a los avances en materia de derechos humanos y laborales, se ha establecido globalmente que lo normal es pasar una jornada de ocho horas en nuestro trabajo.

Ese tiempo representa un tercio de nuestro tiempo de vida adulta atados a la dinámica de una empresa o una compañía, es decir, significa una parte transversal de nuestra estabilidad y rutina.

A pesar de que en su momento significó un avance en materia de bienestar laboral, hoy en día sabemos que, aun así, una de las mayores cargas que nos demanda el trabajo es con respecto a nuestra salud mental. De acuerdo con la OMS y la OIT, los problemas desencadenados por el estrés laboral están relacionados con todo tipo de dolencias físicas y mentales: desde atrofias musculares y trastornos digestivos, hasta cuadros severos de ansiedad y depresión.

Es entonces que cabe una pregunta clave: si el trabajo es una parte fundamental de lo que nos define como ciudadanos y personas actualmente en nuestra sociedad ¿qué podemos hacer para que este aspecto de nuestra vida no vaya en detrimento de nuestra integridad? La respuesta en la que coinciden expertos en la materia es reiterativa: la salud mental y el bienestar como bases de nuestras dinámicas laborales.

Encuestas de toda envergadura, como la realizada por Mind Share Partners en 2021, demuestra, por ejemplo, que un 81% de los trabajadores ha reportado algún tipo de afectación mental por el estrés laboral. También que, para más de la mitad de los trabajadores, una menor exposición al estrés laboral es algo tan atractivo en una empresa como un buen salario.

Es decir que, sin duda, y desde diferentes puntos de vista, la salud mental como una prioridad es un factor determinante en la edificación de una felicidad entre los trabajadores, aliados y colaboradores de nuestra empresa, que se traduce en una mayor productividad y compromiso y no atenderla es un error que puede salir caro.

Hoy, en el IDMAH queremos hablar de algunas estrategias para reforzar y establecer el cuidado de la salud mental como una base en nuestros proyectos y potenciemos nuestro desempeño sin sacrificar nuestra integridad:

1. Capacitarnos en materia de inclusión. La inclusión laboral es clave para evitar situaciones de discriminación o desigualdad, lo cual desmotiva significativamente a los trabajadores, aliados y colaboradores de todos los niveles en las compañías. Tener políticas y personal instruido en este eje, que sepa aplicarlo transversalmente y genere espacios en los que tod@s se sientan seguros y estimulados a participar, enriquece el trabajo como un lugar abierto a las oportunidades y a escuchar a tod@s.
2. Fomentar y potenciar el bienestar y el autocuidado. Saber cuidarse y saber cuidarnos es crear una red que puede atajar y atender con mayor celeridad y efectividad cualquier eventualidad en nuestro trabajo: desde problemas personales hasta afectaciones a nivel grupal. La mejor forma de ayudar a otros es estando bien nosotros mismos y esa tarea se construye a diario con técnicas y prácticas que nos ayudan a mejorar progresivamente.
3. Forjar líderes conscientes más allá del género. Como capitanes del barco, los líderes son un ejemplo aspiracional que muchos quieren seguir en las compañías. Si los líderes son personas conscientes de la importancia de la salud, el bienestar, la inclusión y el cuidado dentro de las empresas, estos beneficios se multiplican cuando los equipos se alinean o tratan de imitar ese ejemplo y, en consecuencia, mayor será la estabilidad en una compañía. Capacitar constantemente a líderes en esta línea es optimizar y forjar un ambiente laboral seguro y productivo.

¿Te gustaría que tu empresa fortalezca el cuidado, el bienestar y la salud mental como una estrategia para potenciar el desempeño de trabajadores, aliados y colaboradores? En IDMAH podemos ayudarte a lograrlo. Conoce nuestros servicios pensados en el fomento del cuidado, el autocuidado, el bienestar, la salud mental, el wellness y la inclusión escribiendo a: [email protected]

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