Noviembre tiene dos fechas claves sobre las que tenemos que hablar para consolidar las masculinidades positivas:
El día de los cuidadores (4 de noviembre) y el Día del hombre (19 de noviembre).
Todo el mes de Noviembre es de especial importancia para la labor que desempeñamos en el IDMAH y por eso hablamos de #HOVIEMBRE, una serie de dinámicas y estrategias que llevamos 5 años proponiendo, y con las que expandimos la idea de potenciar masculindiades libres de machismos.
Una de esas conversaciones fundamentales es sobre el cuidado. Tradicionalmente, por cuenta de las ideas erradas que se nos inculca a través del machismo y los preceptos patriarcales, se ha dictado que el cuidado es un tema menor, sinónimo de debilidad, que por lo tanto no es un asunto que competa a los hombres. Sin embargo, el cuidado también es un asunto de hombres y nuestro rol también puede hacer un aporte sumamente significativo, que haga la diferencia en la sociedad.
Hoy queremos compartirte algunos de los puntos clave, de entre las tantas razones que existen, que ayudan a que entendamos mejor por qué es importante interesarnos en este tema y cómo podemos ser agentes de cambio como hombres para que el cuidado trascienda un papel preponderante, tal como hoy lo exigen las sociedades de todo el mundo.
- La conciliación entre hombres y mujeres. Roles del cuidado como el del hogar, la crianza, o el de los padres que requieren atención han sido relegados tradicionalmente a las mujeres bajo la idea errada de que ellas son naturalmente aptas para ello y los hombres no. Por supuesto, eso no es así. Y cuando los hombres también nos hacemos cargo de esto, como debe ser, se equilibran las cargas de estas tareas y se da una mayor igualdad en espacios como el hogar o el trabajo. Así lo han registrado constantes estudios, como los hechos por la Cepal.
- La estabilidad emocional masculina. Formas del cuidado, como el autocuidado, contribuyen significativamente a mejorar la estabilidad física y mental en los hombres, lo cual se traduce en un impacto en sus entornos como el hogar y el trabajo, hasta esferas sociales como el sector salud o educativo. No se trata de un tema estético, como muchas veces se quiere vender: se trata de una forma de fomentar mejores relaciones sociales, donde la base del cuidado no es excluyente sino transversal a todos y no hay de qué avergonzarse, pues los prejuicios conducena a que, desafortunadamente, los hombres sean quienes más reinciden en comportamientos violentos y autodestructivos.
- Espacios y entornos más seguros. Justamente el cuidado y el autocuidado juegan un papel fundamental en la creación de espacios más seguros. No hablamos de un tema de paranoia por la seguridad sobre el cual los hombres se presentan como guardianes y combatientes, lo cual es una idea tradicional del machismo, sino del tejido social como forma de apoyarnos unos a otros. Si los hombres nos acoplamos a la cultura del cuidado, donde el bienestar es principio y prioridad, se garantiza que episodios derivados del machismo y la desigualdad se presenten y terminen afectando nuestros entornos, como siempre se ha presentado
Hablar de cuidado y autocuidado en nuestros entornos y espacios laborales es fundamental para garantizar una mejor estabilidad y productividad. Y en el IDMAH tenemos todo tipo de programas y estrategias diseñados para lograrlo. Conócelos escribiendo a: [email protected]